Cuando hablamos de las clases de Pilates por lo general también se habla en equilibrio.
De acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento y Discapacidad, el equilibrio es una de las funciones del cuerpo humano que comprende la interacción de los tres sistemas de percepción: vestibular, propioceptivo y visual.
La propiocepción es el término que describe la percepción del cuerpo, e incluye la conciencia postural, movimiento, partes del cuerpo y los cambios en el equilibrio, e incluyen las sensaciones de movimiento y posición de las articulaciones.
El sistema propioceptivo puede generar impulsos nerviosos consciente o inconsciente. Los impulsos conscientes son responsables del sentido de la posición y el movimiento. Estos impulsos se crean en la corteza cerebral, incluso sin la función de la visión, la percepción del cuerpo (posición, ubicación y orientación espacial), la acción muscular y la fuerza y el movimiento de las articulaciones.
La propiocepción se produce a través de receptores específicos que capturan información y envían al SNC, la médula espinal, en la forma de un potencial de acción a través de las fibras nerviosas aferentes. Por lo tanto, es posible determinar las respuestas adecuadas a los estímulos, tales como el ajuste de la posición del cuerpo sobre una superficie, el equilibrio entre los músculos agonistas y antagonistas.
Nuestros movimientos coordinados, dependen de la propiocepción. Cuando se ve comprometida, ya sea por una enfermedad neurológica, accidente, entre otras, las actividades cotidianas simples (como estar de pie o caminando) puede llegar a ser difícil de realizar. En caso de lesión, los propioceptores también sufren daños. Si estos receptores no son estimulados, puede haber una recurrencia de lesiones, así como daños en el rendimiento físico.
Por eso, utilizamos tanto la propiocepción en nuestras clases de Pilates. En la clase se incluyen numerosos ejercicios que implican, por ejemplo, superficies irregulares, tales como pelotas, discos de propiocepción, bosu, entre otros, para proporcionar la oportunidad al cerebro de evaluar la orientación en el espacio. En los mayores, debemos utilizar estos ejercicios, pero hay que tener mucho cuidado y atención en prevenir las caídas.
Incluyendo estos ejercicios en sus clases, los alumnos lo agradecerán.